Cuando se quiere, se puede
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Alrededor del 40% de las integrantes de la Asociación de Mujeres Técnicas en Trabajos No Tradicionales –AMUTEC-, son madres solteras. Así lo señala Rosa Elena Moreno, coordinadora de AMUTEC.
“Somos mujeres orgullosas de lo que
somos, que creemos en nosotras mismas y que hemos encontrado en AMUTEC otra
familia”, dice emotivamente esta mujer que la vida a forjado a golpe de
experiencias vividas y metas superadas.
Rosa Elena Moreno, coordinadora de AMUTEC |
AMUTEC es la organización que agrupa a las mujeres que se han capacitado en
trabajos no tradicionales, y que también forman parte de Centro Metas, la
tienda donde exhiben y venden sus producciones en diferentes áreas, como
ebanistería y artesanía, entre otros.
Rosa Elena, casada joven con un hombre
que le doblaba la edad, logró hacer el curso histórico que se dio en Katanga
por el año 1996 con mucho esfuerzo, “tenía que dejar a los niños desayunados y
en el colegio, un hombre listo para irse a su trabajo y regresar corriendo para
tener comida en la mesa antes de la una de la tarde” cuenta Rosa Elena con una
sonrisa de pesar.
“Cuando le dije al hombre (como se
refiere al que fue su esposo), que quería hacer ese curso, me dijo que no, que
una mujer que hiciera ese tipo de cosas de hombres, era capaz de darle un mal
golpe al marido”, expresa, y en su mirada podemos ver un mundo de sentimientos
y del brío que le permitió saltar todos los obstáculos.
“Fue un año de duras pruebas, pues yo
tenía que aprender un oficio y además saber que de eso tenía que mantener a mis
tres hijos, y ya tengo más de 20 años sola y si fueran 80 más, sola me
quedaría, pues sé que soy capaz de salir adelante por mi propio esfuerzo”,
enfatiza Rosa Elena Moreno, una mujer, madre, empresaria, amiga, ser humano
dinámico que a pesar de las adversidades, no pierde su dulzura.
Y su experiencia es la que recogemos
para ilustrar lo que ha significado para estas mujeres el acceso a los avances
tecnológicos, que cuando se mira la evaluación anual de CE-MUJER, la
institución que las asesora, aparece reseñado como: “Se realizó un segundo
curso sobre los programas básicos computarizados, que culminó con la
certificación de 13 mujeres microempresarias de los Municipios Santo Domingo
Este, Santo Domingo Norte y del Distrito Nacional, con una duración de 35 horas”.
Sin embargo, al abordar el tema con las
mujeres reunidas en Centro Metas, verificamos que no es lo mismo con guitarra
que con violín, y definitivamente, este testimonio tiene acompañamiento de
violín.
“Para mí, ese wasá (whatsApp), me ha
abierto todas las puertas, me ha ahorrado dinero y tiempo, y hasta he aumentado
mis ventas”, cuenta emocionada Rosa Elena.
“Antes, para hacer una reparación yo
tenía que ir donde el cliente, revisar y hacer una cotización, lo que se podía
tardar varios días, ahora yo solo le digo a Lisa (la administradora de Centro
Metas) pídele su wasá, y en un par de horas tenemos el trabajo acordado, porque
ya he visto fotos, he evaluado y hasta le he mandado un dibujo de lo que
pretendo hacer, además de su cotización”.
Milagros Séipio |
Sin embargo, aunque ahora la historia se
cuenta con risas y regocijo, fue un duro proceso de aprendizaje, a veces
atemorizante, como resalta Milagros Séipio, identificada como la tecnológica
del grupo, una artesana feliz que ha apoyado a las demás en su viaje sin
retorno al mundo de los encantos tecnológicos.
“CE-MUJER nos ha dado la oportunidad de
acceder a la tecnología, porque los hijos ya no tienen tiempo ni paciencia con
una para enseñarle y no es solo lo del WhatsApp, también están los programas de
Word, PowerPoint, Excel, pero con lo de las redes sociales ha sido bueno, nos
permite hacer más cosas en menos tiempo, estar en contacto con otras personas”.
“La experiencia de ayudar a las demás
mujeres ha requerido mucha paciencia, pero con amor se puede todo, y me gusta
hacerle saber a mis compañeras que todas somos importantes y que son procesos
de crecimiento”, señala Séipio, con su gran sonrisa y su hermoso pelo
alborotado.
“no fue fácil, eso es verdad, pero ha valido
la pena, ahora yo me comunico por wasá y tengo mi Facebook por donde yo subo
las fotos de mis productos con precio y todo”, concluye Rosa Elena.
Contar la vivencia particular de estas
mujeres, significaría crear un gran libro de historias motivadoras y de
crecimiento, con capítulos especiales para la bombera, una mujer menuda,
electricista, que ha criado a su hijo especial con su solo esfuerzo, y que de
paso hace lindos tallados en madera y presta servicios en el Cuerpo de
Bomberos.
O de Esmeldis Alcántara, una psicóloga
que se hizo artesana de la madera y ahora combina ambos saberes, además de
transmitir sus conocimientos salpicados de auto valoración y crecimiento
personal, o de Lisa, la administradora de la tienda, recién contratada y que
mira con ojos de admiración a Rosa Elena, porque es “mi ejemplo a seguir”.
Mientras tanto, en la tienda de Centro
Metas toda persona puede encontrar un pedacito de estas mujeres a través de
muebles y artesanías, fabricadas con amor y esfuerzo.
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