martes, 18 de octubre de 2016

Centro Metas

Cuando se quiere, se puede

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Alrededor del 40% de las integrantes de la Asociación de Mujeres Técnicas en Trabajos No Tradicionales –AMUTEC-, son madres solteras. Así lo señala Rosa Elena Moreno, coordinadora de AMUTEC.

“Somos mujeres orgullosas de lo que somos, que creemos en nosotras mismas y que hemos encontrado en AMUTEC otra familia”, dice emotivamente esta mujer que la vida a forjado a golpe de experiencias vividas y metas superadas.

Rosa Elena Moreno, coordinadora de AMUTEC
AMUTEC es la organización que agrupa  a las mujeres que se han capacitado en trabajos no tradicionales, y que también forman parte de Centro Metas, la tienda donde exhiben y venden sus producciones en diferentes áreas, como ebanistería y artesanía, entre otros.

Rosa Elena, casada joven con un hombre que le doblaba la edad, logró hacer el curso histórico que se dio en Katanga por el año 1996 con mucho esfuerzo, “tenía que dejar a los niños desayunados y en el colegio, un hombre listo para irse a su trabajo y regresar corriendo para tener comida en la mesa antes de la una de la tarde” cuenta Rosa Elena con una sonrisa de pesar.

“Cuando le dije al hombre (como se refiere al que fue su esposo), que quería hacer ese curso, me dijo que no, que una mujer que hiciera ese tipo de cosas de hombres, era capaz de darle un mal golpe al marido”, expresa, y en su mirada podemos ver un mundo de sentimientos y del brío que le permitió saltar todos los obstáculos.

“Fue un año de duras pruebas, pues yo tenía que aprender un oficio y además saber que de eso tenía que mantener a mis tres hijos, y ya tengo más de 20 años sola y si fueran 80 más, sola me quedaría, pues sé que soy capaz de salir adelante por mi propio esfuerzo”, enfatiza Rosa Elena Moreno, una mujer, madre, empresaria, amiga, ser humano dinámico que a pesar de las adversidades, no pierde su dulzura.

Y su experiencia es la que recogemos para ilustrar lo que ha significado para estas mujeres el acceso a los avances tecnológicos, que cuando se mira la evaluación anual de CE-MUJER, la institución que las asesora, aparece reseñado como: “Se realizó un segundo curso sobre los programas básicos computarizados, que culminó con la certificación de 13 mujeres microempresarias de los Municipios Santo Domingo Este, Santo Domingo Norte y del Distrito Nacional, con una duración de 35 horas”.

Sin embargo, al abordar el tema con las mujeres reunidas en Centro Metas, verificamos que no es lo mismo con guitarra que con violín, y definitivamente, este testimonio tiene acompañamiento de violín.

“Para mí, ese wasá (whatsApp), me ha abierto todas las puertas, me ha ahorrado dinero y tiempo, y hasta he aumentado mis ventas”, cuenta emocionada Rosa Elena.

“Antes, para hacer una reparación yo tenía que ir donde el cliente, revisar y hacer una cotización, lo que se podía tardar varios días, ahora yo solo le digo a Lisa (la administradora de Centro Metas) pídele su wasá, y en un par de horas tenemos el trabajo acordado, porque ya he visto fotos, he evaluado y hasta le he mandado un dibujo de lo que pretendo hacer, además de su cotización”.

Milagros Séipio
Sin embargo, aunque ahora la historia se cuenta con risas y regocijo, fue un duro proceso de aprendizaje, a veces atemorizante, como resalta Milagros Séipio, identificada como la tecnológica del grupo, una artesana feliz que ha apoyado a las demás en su viaje sin retorno al mundo de los encantos tecnológicos.

“CE-MUJER nos ha dado la oportunidad de acceder a la tecnología, porque los hijos ya no tienen tiempo ni paciencia con una para enseñarle y no es solo lo del WhatsApp, también están los programas de Word, PowerPoint, Excel, pero con lo de las redes sociales ha sido bueno, nos permite hacer más cosas en menos tiempo, estar en contacto con otras personas”.

“La experiencia de ayudar a las demás mujeres ha requerido mucha paciencia, pero con amor se puede todo, y me gusta hacerle saber a mis compañeras que todas somos importantes y que son procesos de crecimiento”, señala Séipio, con su gran sonrisa y su hermoso pelo alborotado.

 “no fue fácil, eso es verdad, pero ha valido la pena, ahora yo me comunico por wasá y tengo mi Facebook por donde yo subo las fotos de mis productos con precio y todo”, concluye Rosa Elena.

Contar la vivencia particular de estas mujeres, significaría crear un gran libro de historias motivadoras y de crecimiento, con capítulos especiales para la bombera, una mujer menuda, electricista, que ha criado a su hijo especial con su solo esfuerzo, y que de paso hace lindos tallados en madera y presta servicios en el Cuerpo de Bomberos.

O de Esmeldis Alcántara, una psicóloga que se hizo artesana de la madera y ahora combina ambos saberes, además de transmitir sus conocimientos salpicados de auto valoración y crecimiento personal, o de Lisa, la administradora de la tienda, recién contratada y que mira con ojos de admiración a Rosa Elena, porque es “mi ejemplo a seguir”.

Mientras tanto, en la tienda de Centro Metas toda persona puede encontrar un pedacito de estas mujeres a través de muebles y artesanías, fabricadas con amor y esfuerzo.


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